Puede que alguna vez hayas escuchado las expresiones aguas duras y aguas blandas. Es probable que estés aquí porque quieres saber más sobre cómo equilibrar el agua de tu empresa o granja y poder proporcionar agua que ofrezca los parámetros necesarios para procesos. Ya sea para una caldera, potabilización, mejorar el sabor o como un pretratamiento.
Lo cierto es que la dureza del agua dependerá muchísimo del lugar en el que te encuentres. Si es agua con un elevado contenido de calcio y magnesio, quizá necesites un descalcificador. Si, por el contrario, el agua es muy blanda, es probable que necesites un proceso de mineralización. En el primer caso, Gestek cuenta con descalcificadores de agua, tanto industriales como domésticos, que te permiten el tratamiento de agua de forma continua, segura y monitorizada digitalmente para tu tranquilidad.
Intercambio iónico: el proceso físico detrás de la descalcificación del agua
El intercambio iónico es un método que se emplea para ablandar el agua, es decir, quitar los carbonatos de calcio y magnesio. También sirve para la desmineralización.
El principio del intercambio de iones es la absorción: las partículas con determinados poros y una carga electromagnética atraen materiales que pueden contaminar el agua, ya sean sólidos, orgánicos, metálicos o sales. En consecuencia, estos materiales se absorben en las partículas y quedan retenidos, mientras que el agua es purificada.
De esta manera, un descalcificador de agua lo que hace es un intercambio de iones. Por esta razón, el equipo necesita la carga de sodio para que el proceso se haga correctamente. Las partículas de sodio son intercambiadas por las de calcio y este fenómeno permite el ablandamiento del agua.
¿Qué mecanismo hace posible el intercambio iónico en el tratamiento de agua?
Para que el intercambio iónico pueda ser posible se fabrican equipos caracterizados por columnas dispuestas en el flujo del agua. En estas columnas estará contenido el material que tendrá las propiedades absorbentes. Dicho material se conoce como intercambiador iónico.
Los intercambiadores iónicos pueden ser de origen orgánico o sintético, siendo estos últimos los más recomendables por su insolubilidad en el agua. A los intercambiadores sintéticos se les conoce como resinas poliméricas. Estas atraen todo tipo de contaminantes (minerales, sales, coloración, patógenos) del flujo del agua, quedando retenidas en las partículas absorbentes.
Cuando las resinas están saturadas de contaminantes, se hace pasar a contraflujo una sustancia llamada regenerante que elimina las impurezas que han quedado retenidas. A diferencia de los intercambiadores orgánicos que al saturarse se deben reemplazar por completo de las columnas, las resinas poliméricas pueden regenerarse y mantener un proceso iónico exitoso.
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