La potabilización de los suministros de agua es fundamental para garantizar la vida de humanos y animales en el planeta. Esto lo logramos a través de diferentes tipos de tratamientos que permiten mejorar la calidad del agua.
La cloración y la ozonización son dos de los más empleados para obtener agua segura. Estos dos tratamientos son realmente efectivos y se aplican en casi todas las etapas de la potabilización del agua corriente. En este artículo te contamos cuáles son las diferencias entre potabilizar el agua con cloro y el proceso de ozonización.
Durante muchos años el cloro fue el producto desinfectante por excelencia de cualquier industria que necesitara agua potabilizada. El cloro es una sustancia que todos conocemos por sus propiedades bactericidas. Los tratamientos de agua en todos los niveles necesitan un proceso de cloración que resulta imprescindible.
A pesar de esto, se sabe que el cloro produce subproductos en el proceso de desinfección de materia orgánica. Estos subproductos son trihalometanos y ácidos haloacéticos. La exposición a los trihalometanos es altamente perjudicial para la salud: se consideran tóxicos y potencialmente cancerígenos.
Es por esta razón que el ozono ha ganado visibilidad y se ha convertido en la forma de desinfección favorita de industrias y hogares.
El ozono fue descubierto en 1840, pero no fue hasta el año 1899 que se mostró su poder desinfectante del agua, dando resultados favorables. Sus beneficios para la potabilización del agua de consumo logró posicionarlo como una alternativa eficiente, ya que elimina aquellos subproductos perjudiciales formados por el cloro.
¿En qué consisten los tratamientos de agua con ozono o con cloro?
La cloración es un método de tratamiento de agua sencillo y económico. En el agua a tratar, se agrega cloro o sus derivados, entre ellos hipoclorito sódico o dióxido de cloro. El tiempo de actuación del cloro dependerá de la concentración y la dosis.
Existen métodos para que este proceso sea automatizado y preciso. En Gestek también instalamos sistemas para la dosificación del cloro. Podrás manejarlo de forma remota a través de una aplicación móvil.
El ozono, por su parte, implica el uso de un generador in situ, ya que por sus características no puede ser almacenado. Consiste en un equipo que toma el oxígeno y altera su composición molecular para crear ozono y liberarlo en el agua o en el aire.
El ozono se caracteriza por tener un fuerte poder oxidante de metales como hierro y magnesio. Además, su capacidad oxidante alcanza la membrana celular que recubre a los microorganismos como bacterias y virus, desactivándolos por completo.
¿Cuáles son las diferencias entre el cloro y el ozono en la desinfección del agua?
La principal diferencia entre el cloro y el ozono es que el primero forma subproductos como los trihalometanos que en grandes concentraciones pueden ser perjudiciales para la salud; pero el ozono no produce ningún residuo y se descompone nuevamente en oxígeno.
La segunda diferencia consiste en el cloro residual que perdura luego del tratamiento de cloración. Una dosis controlada mantendrá restos de cloro que permanecen en el flujo de agua, disminuyendo el riesgo de recontaminación.
El ozono, sin embargo, permanece muy poco tiempo en el agua. En cuestión de minutos las moléculas de oxígeno vuelven a su estado natural. Tiene la ventaja de eliminar microorganismos patógenos sin perjudicar el medioambiente.
Otra diferencia se refiere a los costes de producción de ozono en comparación con la cloración. Esta última no necesita equipos tan avanzados, aunque sí un estricto control. El ozono supone una inversión más alta por sus equipos especializados.
Por último, el ozono necesario para oxidar metales como el magnesio puede ser perjudicial si la dosis sobrepasa los límites establecidos.
Los tratamientos con cloro y ozono son procedimientos efectivos y vigentes para la potabilización. La combinación de ambos garantiza un agua de mejor calidad.
Fuentes | Ministerio de Sanidad (2019) Calidad del agua de consumo humano en España 2019 / Research Gate